15 enero 2011

No los he olvidado...

Tiempo, llévame de vuelta a los días en la casa del Abuelo, cuando despertaba con la primera luz del día y me iba a la panadería de aquella viejita que sin conocerme me daba los buenos días y me despedía con un gesto educado y tierno que llevaba en mi mente mientras seguía el sentido del agua de la acequia que tanto añoro volver a ver...

Devuélveme las tardes, cuando el abuelo nos llevaba caminado a ver a mi tío Miguel mientras disfrutaba del mejor de los paisajes que nunca olvidaré; cuando nos sentábamos todos los familiares en aquella gran mesa de madera mientras su olor, el adobe y las tejas se convertían en perfume; cuando todos reíamos mientras disfrutábamos de almuerzos que no volvieron a repetirse...

Regrésame a las noches cuando al volver a la casa del abuelo, la luz tenue de las linternas junto al inolvidable olor a leña (que me transporta siempre), los insectos más enormes que haya visto y aquel huerto que parecía no tener fin, convertían la oscuridad en un mundo fantástico con un cielo lleno de tantas estrellas que parecía un río plagado de peces luminosos que a veces se movían fugázmente... y el viento que a ratos parecía ser la voz de la Luna...

Nunca más volveré porque tu casa ya no es lo mismo sin tí pero, al menos en sueños, tengo la esperanza de volver a verte papá-Viejo, darte un beso mamá-Feli y abrazarte tío Miguel <-- algo que siempre me arrepentí no haber hecho... Si me ven desde allí entonces sabrán que a pesar de todo, pienso en ustedes...








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